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sábado, 18 de abril de 2015

En blanco y negro (Chiloe, Villarrica, Santiago y Pascua)

Bueno lo primero que tengo que decir de esta atípica entrada es que no tendrá fotos, que es lo más chulo y fácil de ver y lo sentimos, pero se lo tenéis que agradecer al Hijo de Puta o los Hijos de Puta que nos robaron la mochila en el autobus y que se llevaron más cosas sentimentales que materiales, no diré todo lo que pienso para que nadie se ofenda. Sobre el blog y las entradas aún no tenemos claro que pasará, en mi caso estoy muy asqueado de la gente y a día de hoy sin muchas ganas de seguir.
De los sitios que hemos estado las últimas semanas os haré un breve resumen que espero que también me sirva a mí en el futuro.
Cruzamos los Andes con destino a la isla de Chiloe. Para llegar hicimos un alto en el camino en la ciudad de Puerto Montt, ciudad bastante fea y con poco que ver. 
La isla de Chiloe que nos habían recomendado tampoco fue para tanto, pasamos  tres días recorriéndola y destacaríamos solamente el Parque Natural, que tenía una variopinta mezcla de bosques, con humedales y zonas de dunas verdes que casi alcanzaban hasta el océano Pacífico.
Entre las ciudades nada que destacar, muy pobres y bastante feas y lo más famoso, que es la ruta de las Iglesias, pues en fin, todas de madera y excepto una, el resto sin mayor atractivo que sus coloridos muros.
Dejamos atrás la isla y el sur para encaminarnos hacía Villarrica y Pucón, dos poblados que fueron construidos por alemanes y se nota mucho tanto en el aspecto de la gente como en la arquitectura, mucho más bonita y con más dinero que sus vecinos del sur. Llegamos con la esperanza de ver el volcán del mismo nombre que el pueblo en plena actividad, pero para nuestro pesar solo vimos cómo vomitaba humo y nada de lava.
Esta zona de Chile la verdad es que nos gustó muchísimo, enormes lagos rodeados de montañas que en sus bases presentaban bonitos bosques de colores cambiantes. El Parque Nacional de Huerquehue (creo que se escribe así ya que el Cabrón también me robo mi libreta de apuntes de todos los días) fue increíble, densos bosques donde casi no entraba la luz del sol daban paso a vistas espectaculares de lagos de antiguos glaciares, la verdad que hubiéramos estado más días recorriéndolo.
Tras esto nos trasladamos a la gran urbe de Santiago de Chile, allí pasamos varios días descansando un poco, viendo a la casi familia política, Jorge y Cris y el pequeño Álvaro que se acababan de trasladar a este país por la nefasta situación laboral del nuestro, lo pasamos en grande con ellos y pudimos disfrutar de una exquisita y típica cena española.
Sobre el turismo poco o nada destacable, tal como me había comentado ya mi amigo Rebollo, el cual se fue de vacaciones justo cuando llegamos y no pudimos verle, pero le agradecemos mucho no, muchísimo, su hospitalidad y su casa jejeje. Un abrazote amigo.
También pudimos ir a visitar la ciudad de Valparaíso y al contrario de la opinión de muchos, no nos gusto nada de nada. Es una gran ciudad que se extiende a lo largo de todos los cerros que la rodean y que su costa es todo un muelle gigantesco, tiene un barrio más bohemio pero vamos nada del otro mundo.
Desde aquí cogimos un vuelo a uno de esos sitios que siempre quisimos visitar: Isla de Pascua (sin fotazas por ya sabéis quién). Qué decir de la isla, que si le sumamos al misterio que la envuelve, una exuberante vegetación entre volcanes te acaba dejando sin habla. 
Pasamos cuatro días espectaculares, caminamos por dos volcanes Rano Kau y Terevaka a cada cuál más formidable, el primero con su caldera llena de vegetación nativa de la isla y el segundo con las mejores panorámicas. Descubrimos cientos o miles de Moais, las esculturas mas típicas y misteriosas y nos parecieron alucinantes, las había de todos los tamaños, solitarias o agrupadas en formaciones denominadas Ahus y muchas de ellas volcadas sobre el suelo, supuestamente por un tsunami. De todas ellas nos quedaríamos con el Ahu de Tongariki, el moai Tahai y Ahu Akivi, los que representan a los siete descubridores de Pascua que son los únicos que miran hacia el mar.
Pascua nos ofreció mucho más y gracias a que alquilamos durante dos días una moto pudimos recorrerla a fondo; las playa de Anakena y Ovahe con sus brillantes y cálidas aguas donde nos dimos algún chapuzón, descubrir el ombligo del mundo o Te Pito Te Kura (una roca magnética) pueblos ceremoniales, pinturas rupestres y petroglifos, cuevas donde se ocultaron los antiguos habitantes en época de guerra y mucho más.
Pero el sitio que más nos gustó y nos impresionó fue la cantera de Rano Raraku, éste era un antiguo volcán del que se sirvieron los Rapa Nuis para tallar directamente en sus paredes las colosales esculturas. Éstas se pueden apreciar en gran número diseminadas por las faldas del volcán y otras aún a medio tallar en la roca. Realmente sientes algo mágico al recorrer este lugar. 
Esperamos que el gran Cabrón disfrute las fotos que no podréis ver ya que estoy seguro que nunca podrá pisar semejantes lugares, por el portátil que lo aproveche, ya que lo lleva claro para descifrar la clave de entrada. En fin, entre disgustados y cabreados nos despedimos esperando que nos den nuevos pasaportes rápido y lleguemos a poder ver a nuestros amigos argentinos cuyo encuentro se nos ha estropeado por el ya mencionado robo.