Pues sí, chicos, tras un fin de semana plagado de dudas, decidimos seguir adelante con bastantes ganas por lo que aún nos esperaba. Entre otras cosas, dos amigos que habían hecho 16 horas de coche para vernos y, desde el viernes, aguantaron en Mendoza hasta que pudimos llegar tras arreglar todos los papeles, el lunes por la tarde. Si bien en el consulado no pudieron hacernos el pasaporte hasta el lunes, ese día por la mañana corrieron todo lo que pudieron para que llegásemos al autobús de las doce, y lo conseguimos. Con unas risas, una lasagna digna del mejor chef, cerveza y vino, se nos olvidaron todos los males. Y luego, lo típico, unas "facturas", unos paseos, unos mates, más cerveza, más vino... y para rematar, un cenorrio en toda regla. Gracias, amigos, y por supuesto a Ana, que aunque esta vez no ha sido posible, no pasará mucho tiempo hasta que nos conozcamos.
También mil gracias a Cristina y Jorge por hacernos mucho más ameno el trago con tan buena compañía y tan rica cenita. Esperamos que os vaya genial en Chile y que volváis pronto!!! Y por supuesto, gracias a todos vosotros que nos habéis dado ánimo a través del blog, de facebook y de whatsapp. La verdad es que, ahora que han pasado unos días, no fue para tanto salvo por las fotos y la faena de los pasaportes con Lucho, Ana y Fede esperándonos en Mendoza.
Desde Mendoza, nos desplazamos al norte, hacia Salta y Jujuy, nuestros dos últimos destinos en Argentina (si es por los argentinos no salimos nunca del país ;)). Son dos provincias de paisajes espectaculares: cerros plegados sobre sí mismos en cientos de estratos coloridos, restos milenarios de antiguos océanos.
Salta ciudad, cuyo sobrenombre es "la linda" y aunque puede tener cierto encanto, para nosotros no merece la pena más que como centro base para visitar los alrededores.
Visitamos la Quebrada de las Conchas, un paso con un río del mismo nombre entre dos cadenas montañosas. Todo el recorrido es impresionante, tanto por las formaciones como por el despliegue de colores. Vimos la Garganta del Diablo y el Anfiteatro (antiguos cursos de cascadas), que nos dejaron bastante impresionados.
A medida que nos acercábamos al pueblo de Cafayate, las tonalidades de las montañas se volvían más rojizas y el contraste con el azul de cielo y el verde de los arbustos nos ofrecía unas panorámicas muy chulas.
En el pueblo de Cafayate pudimos conocer dos bodegas de los famosos vinos salteños (muy conocidos en Argentina) siendo la variedad de uva torrontés la que más nos gustó. Tras haber saciado nuestra sed, disfrutamos de una agradable comida con nuestros compañeros de tour y saboreamos un rico chivito.
La vuelta a Salta nos dejó nuevas panorámicas y numerosas formaciones rocosas que simulaban animales, barcos e incluso castillos. La verdad es que pasamos un día fantástico y muy completo, realmente mereció la pena el tour.
Al día siguiente marchamos hacia Jujuy. La ciudad es horrible, no la recomendamos. Sin embargo, desde allí accedimos a Purmamarca, un pueblo mucho más pintoresco y típico andino y enmarcado por el Cerro de los siete colores. Hicimos una pequeña caminata por detrás de éste que nos encantó, un paisaje árido y a la vez tan colorido. Degustamos una variedad de empanadas riquísimas tras el paseo. Momentos antes de partir, pudimos sacar la foto típica del pueblito con la famosa colina justo detrás en todo su esplendor.
Sebas, muchas gracias por la recomendación!!!!
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