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martes, 5 de agosto de 2014

Por tierras vikingas 1°

Tras un agradable paseo en ferry ( que casi perdemos por culpa de un gran atasco) llegamos a otro de los países que más ganas teníamos de visitar en Europa, Noruega. Deciros que lo que hayáis visto por tele, fotos u os hayan contado es verdad, solo que vivirlo en primera persona sí que es una incréible experiencia, este país es una maravilla de la naturaleza salvaje.
Llevamos ya unos días recorriéndolo y continuamos sorprendiéndonos y alucinando cada vez que salimos de una curva, túnel o ferry. Esto es una amalgama de continuas montañas separadas por gran multitud de lagos y fiordos a cada cuál más impresionante.
Nuestra ruta nos llevó primeramente a Stavanger, una ciudad famosa por ser el lugar donde llegan los cruceros y punto de reunión de los trabajadores de las petrolíferas. No es muy bonita y solo se salva un barrio de casitas de madera antiguas. Los alrededores por el contrario son magníficos. Nosotros pudimos ascender al punto de vista más famoso de Noruega a unos 600 metros de altura, el Preikestolen o roca del púlpito, que nos ofreció una impresionante vista sobre el fiordo Lysefjord. La verdad es que su fama es más que merecida, pese al difícil ascenso y la lluvia casi constante, las vistas te dejan sin habla (cuando llegamos las nubes no nos dejaban ver más de unos metros, pero resistimos hasta que el cielo se abrió). Durante la travesía en coche descubrimos una cascada de casi 100 metros llamada Månafossen, nos alegramos mucho aunque posteriormente hemos descubierto más y mejores.

 

 

 


Odda tenía que ser un punto de paso, pero al final nos quedamos varios días disfrutando de sus caminantas. La que más nos gustó fue la subida al glaciar Folgefonni. Un ascenso que fue una auténtica ginkana, trepando por rocas, subiendo por cuerdas y cadenas, atravesando puentes colgantes y ríos hasta llegar a la parte inferior de la morrena, todo ello con la emoción de ver acercarse cada vez más esa imponente mole de hielo azul.
 





En las cercanías del parque natural de Hardangervidda nos instalamos para pasar otro par de días de caminatas sin igual. En una de ellas cambiamos de paisaje radicalmente y nos adentramos hasta casi perdernos en un horizonte de tundra. El lugar, barrido por el viento y la lluvia (aunque durante casi todo el año por la nieve), era casi desolador, inhóspito e infinito, majestuoso en su inmensidad.
También visitamos una de las cascadas más famosas, Vøringfossen, con mas de 600 metros de caída, geniales sus vistas desde arriba y mejor haber podido adentrarnos hasta donde rompía el agua.

 


Como no solo de naturaleza vive el viajero, hicimos una visitilla a la famosa ciudad de Bergen. Allí pudimos contemplar las bonitas casas de colores de la época de la liga Hanseática. La vista panorámica nos gustó pero sin llegar s impresionarnos. La ciudad nos pareció muy chula y el ambiente fantástico.
Por último y lo mejor, fue el Fishmarket, allí pudimos degustar el famoso salmón en sus diferentes variedades, la carne de ballena, reno y alce, todo muy rico y gratis. Gracias a un catalán súper majete que trabajaba allí realizmos un trueque, nuestro embutido por el salmón que él vendía. Sin duda y gracias a su generosidad salimos ganando y nos llevamos tres trozacos de auténtico salmón salvaje. Gracias Pau.







miércoles, 30 de julio de 2014

Península de Jutlandia

Esta región de Dinamarca nos ha servido como puente hasta Noruega, nunca mejor dicho, porque la verdad es que no nos ha llamado mucho la atención. Destacaríamos el pueblecito de Ribe, que es un pequeño pueblo acogedor, la ciudad más antigua de Escandinavia. Destacan  su catedral, las calles cercanas al río y una abadía con un bonito claustro.



  También merece la pena en su parte más septentrional, Skagen, con la playa de Gremen que tiene una lengua de arena de 3Km en cuyo extremo se unen los mares de Kattegat y Skagerrak, y donde supuestamente había muchas focas de las que vimos cero. Ährus es una ciudad más bien poco recomendable, pasamos allí una tarde y no tiene gran cosa.


sábado, 26 de julio de 2014

De camino a Escandinavia

En estos últimos días hemos podido recorrer clásicos pueblos y ciudades de Europa mientras el camino nos va llevando hacia el Norte.
La última parada en Gran Bretaña fue en la famosa Canterbury. De nuevo, plagada de turistas. La catedral es imponente, guardada tras una puerta bien bonita. No pudimos visitarla por dentro porque había una celebración privada. El resto del pueblo es bastante chulo para pasear y la abadía de San Agustín nos dejó una buena impresión.
 


Nuestro siguiente destino nos llevó a visitar Brujas y Gante. La primera es una pequeña ciudad donde todo está muy cuidado. Cuando llegamos a la plaza Grote Markt nos pareció una pasada y una vez allí fuimos nos perdimos entre bonitas calles y canales que nos dieron la impresión de estar como en un cuento.
 


Gante es una ciudad más cosmopolita pero su casco antiguo es increíble, nos sorprendió muy gratamente. Pese a no tener el encanto de Brujas y darnos la sensación de más sucio ( sería por la lluvia?) estaba repleto de monumentos, canales con casas muy guapas en sus orillas y un castillo en el centro en perfecto estado de conservación. Además pudimos disfrutar de sus más que animadas fiestas, donde en cada rincón había un concierto y todo estaba lleno de puestos de cerveza y comida belga. En esta ciudad tuvimos nuestra primera experiencia couchsurfing y la verdad es que nos gustó mucho, muchas gracias Lena por acogernos.

domingo, 20 de julio de 2014

Escocia: Expectativas más que superadas.

Escocia es uno de esos países que teníamos marcado en rojo en nuestro mapa de voltereta. Deciros que tras una intensa ruta el país nos impactó, pudimos disfrutar de maravillosos paisajes, castillos de película y una ciudad que nos encantó: Edimburgo.
Después de pasar un día por Stirling, que nos decepcionó un poco, realizamos una larga ruta en coche que nos llevó del parque natural de Trossachs, al valle de Glen Coe y de allí a la cañada de Glen Nevis. Para que os hagáis una ligera idea, el parque natural se compone de muchos lagos rodeados por montañas cubiertas de coníferas y cuando nosotros lo atravesamos, las nubes estaban tan bajas que los árboles se perdían entre ellas dando la impresión de ser un lugar encantado.
Loch Venachar

El valle de Glen Coe fue el mayor cambio paisajístico que habíamos visto hasta ahora, nos causó un fuerte impacto, allí la naturaleza se mostraba inhóspita, desolada, extensa y bella, soló deciros que hicimos muchas paradas para disfrutar del paisaje.

   



Por último llegamos a nuestro destino la cañada de Glen Nevis con su majestuosa cumbre el Ben Nevis, el más alto de UK. Allí pudimos disfrutar de un paraje de película (de hecho esta zona ha sido utilizada en Braveheart y la saga Potter entre otras). Es un valle de diferentes verdes intensos, por donde el agua del deshielo se abre paso en forma de cientos de cascadas y dónde las nubes no abandonan las cimas más que unos días al año. Pudimos realizar varias caminatas que nos encantaron, pero sólo llegamos a la mitad del Ben Nevis porque las nubes impedían que viéramos un metro más allá de donde pisábamos.

Ben Nevis
Glenfinnan viaducto

Glenfinnan monument.


Ben Nevis












Poco a poco fuimos más al norte a la isla de Skye, al igual que los días anteriores el desplazamiento en coche fue inolvidable y tuvimos que parar en varios miradores para recrearnos en las vistas que teníamos ante nosotros. La isla de Skye sí que fue un descubrimiento (gracias Luz e Isra). Desde un conjunto de colinas impenetrable (Cuillin Hills)  a acantilados cortados a cuchillo, pasando por bahías salpicadas de islotes, extrañas formaciones rocosas originadas por los elementos y acolchadas praderas de helechos donde pastaban a sus anchas las vacas peludas de Escocia.
La siguiente etapa nos llevo al famoso lago Ness, donde no tuvimos la suerte de ver al monstruo, jejeje y recorrimos su costa y el castillo. Ambos no nos llamaron tanto la atención, el castillo estaba muy en ruinas y solo merecía la pena para la foto. El lago pese a susoscuras e intrigantes aguas no era más bonito que otros que ya habíamos visto. Tal vez si hubiéramos hecho el recorrido a la inversa el lago nos hubiera llamado más la atención.
Mallaig
Costa este Skye

The Storr

sábado, 12 de julio de 2014

Wales y Lake District

De nuevo hacia el norte, nos detuvimos en Bath tras pasar por Cheddar Gorge, la garganta más profunda de Iglaterra, donde nos dimos un paseíto muy chulo (desde arriba impresiona!!!) y sí, este es el pueblo del famoso queso. Bath es una ciudad famosa por su abadía y los baños termales de la época de los romanos. Cuando llegamos la primera estaba cerrada y las termas valían 14£ cada uno, por lo que nos dimos una vuelta por la ciudad y para el camping.




Tras atravesar sinuosas y estrechas carreteras, llegamos a una región de Wales llamada Brecon Beacons, que nos la habían recomendado varias personas. Es un parque natural cuyas montañas y valles fueron antiguos glaciares. Realmente fue un lugar que nos encantó, realizamos varias caminatas e incluso subimos al pico más alto del sur del Reino Unido. Las vistas, un espectáculo.
 

 


 




Sabiendo que tenemos una cita el 23 en Hamburgo, decidimos dejar el norte de Wales para otra ocasión y nos dirigimos a la zona llamada Lake District, para seguir sumergiéndonos en la naturaleza. Para nosotros la zona más bonita de Inglaterra, conducir entre montañas, valles, lagos y bosques fue una gozada. Toda la región está llena de caminos que recorrer y que te llevan a lugares impresionantes.
 

 
 

Por último, antes de llegar a Escocia, fuimos a visitar el muro de Adriano y los restos de uno de los fuertes romanos para recordar el poder de Roma y cuán lejos llegaba.