Nos hemos acercado unos días a Polonia para conocer varios lugares en los que estábamos interesados.
En primer lugar nos dirigimos a la antigua ciudad de Cracovia. Es una de las pocas ciudades de este país que no resultó muy dañada en la segunda guerra mundial y eso es algo que se nota. El casco histórico esta lleno de edificios bastante antiguos y de iglesias muy bien conservadas, de estas últimas nos sorprendió su interior. La plaza medieval de la ciudad es la más grande de Europa aunque no se nota tanto su amplitud ya que en el medio hay construido una antigua fábrica de tejidos, ahora mercado. El castillo se encuentra cerca del centro en una colina y aunque no nos gustó mucho sí que vimos en su interior una catedral bastante bonita. También nos acercamos a las cuevas que hay bajo la colina del castillo, donde según cuenta la leyenda vivía un dragón que fue burlado por el príncipe Krak (menudo crack) fundador de la ciudad.
La siguiente visita no nos resultó nada fácil. No fue agradable pero no podíamos perder la oportunidad de ver el campo de concentración de Auschwitz. Fue un lugar que nos causó un gran impacto y nos dejó con un nudo en la garganta. No nos extenderemos más porque son muchas las emociones, creemos que merece la pena visitar un lugar así una vez en la vida, como acto de responsabilidad y reflexión. "Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo" (George Santayana).
Los últimos días los pasamos en el pueblo de Zakopane al pie de los montes Tatra que forman parte de los Cárpatos. Habíamos leído que las excursiones de trekking eran muy chulas pero no hemos podido disfrutarlas ya que la niebla y la lluvia nos lo han impedido. Eso sí, tras tres meses hemos tenido por fin un día de descanso y relax durmiendo en cama y todo, que ya nos hacía falta. Del pueblo poco que contar, a excepción de un gran ambiente en el mercadillo y muy orientado al turismo de esquí.
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