Nuestro último destino en Guatemala fue la ciudad de Quetzaltenango (conocida como Xela). Llegamos hasta aquí con la intención de ver lava en el volcán Santiaguito. Nuestras esperanzas se desvanecieron al comprobar que las garantías eran mínimas y que, al parecer, era la travesía más dura de todo el país, sumado a que el precio era desorbitado. Nos tuvimos que conformar con subir al "mirador del Santiaguito", un punto de vista desde el volcán Santa María (que se encuentra enfrente y fue el origen del Santiaguito).
Desde allí pudimos observar dos de las frecuentes erupciones del volcán, en su mayor parte de cenizas, piedras y humo, y nos impresionó el sonido retumbante de las mismas, como si de una sucesión de truenos poderosos encadenados se tratase.
Al final quedamos muy contentos de esta caminata porque además de ver un volcán en acción, disfrutamos de una travesía muy agradable entre abundante vegetación.
De la ciudad en sí diremos que a pesar de que está descrita como una bella ciudad colonial, a nosotros nos pareció bastante fea y con pocos edificios de aquella época, aunque eso sí, mucho más auténtica que el resto de destinos turísticos.
Con esto y un bizcocho, partimos bien tempranito hacia Antigua para conectar con un transporte hacia Nicaragua, donde llegaríamos 36 h más tarde... pero esto es parte de otra entrada.
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