Había que proseguir la ruta hacía el sur y nuestra siguiente etapa nos llevó a la ciudad de Punta Arenas, es la más grande del sur de Chile y eso se nota según llegas, tanto en los edificios, como en la cantidad de servicios que te encuentras.
La verdad es que no es un gran destino turístico y la ciudad en sí, no tiene mucho que visitar. En nuestro caso, la utilizamos para descansar un poco de Torres del Paine y realizar varias gestiones que nos llevaron casi dos días.
Por suerte, pudimos disfrutar del festival de Jazz que se realizaba en la ciudad y que además era gratuito. Dimos varias vueltas, donde pudimos observar el estrecho de Magallanes, un cementerio que nos habían recomendado, pero que no era para tanto y poco más la verdad. En nuestro caso no fuimos a los tours recomendados ya que esperábamos hacer lo mismo o muy parecido más adelante.
El siguiente autobús que cogimos, nos trasladó a la ciudad más austral del continente americano, Ushuaia. Durante el camino pudimos ver como el paisaje iba transformándose, desde las eternas estepas patagónicas, donde la vegetación escasea y el color es dorado, a las escarpadas montañas del final de los Andes, teñidas de blanco en su parte más alta y tapizadas del verde en los bosques en su base. Tuvimos la oportunidad de cruzar el estrecho de Magallanes en un ferry y las toninas (un tipo de delfín blanco y negro, precioso) nos acompañaron durante todo el trayecto.
Ushuaia está flanqueada por montañas por tres de sus costados y el cuarto da directamente al canal de Beagle, que comunica directamente con el Cabo de Hornos. Las vistas son increíbles y la ciudad es bastante agradable y tiene bastantes cosas que hacer tanto en sus proximidades como cerca del centro.
El primero de los cuatro días que estuvimos, nos acercamos al glaciar Marcial, que se encuentra a pocas horas caminando y nos dejó unas preciosas vistas panorámicas entre copos de nieve.
El siguiente fuimos hasta el Parque Nacional de Tierra del Fuego, donde estuvimos unas cuantas horas pateando, admirando las montañas, las lagunas y la bahía. Hemos podido comprobar lo cambiante del tiempo de aquí. Es una realidad como un templo. Puede amanecer lloviendo y horrible y en tres horas despejarse y brillar el sol, o por el contrario, en el lapso de 30 minutos, cubrirse el cielo y comenzar a nevar!!!! El Parque es muy bonito, si bien no es el que más nos ha impresionado.
El tercer día fuimos a una excursión en 4x4 cruzando los Andes y atravesando bosques de lengas, ñires y guindos. Llegamos hasta el lago Fagnano, que es tan grande como un pequeño mar, haciendo cabriolas en zanjas enlodadas y caminos imposibles, y "nadando" allí donde el lago cubre la orilla. Fue realmente divertido, y además tuvimos la suerte de que nos obsequiaran con una comida riquísima y muy abundante. El guía de la excursión, Matías, majísimo.
Y hasta aquí nuestro periplo en el sur más sur de este continente.
Siempre pensamos que sería imposible avanzar en dirección más austral pero, como descubriréis en la siguiente entrada, el viaje continúa hacia destinos inimaginables.
Y hasta aquí nuestro periplo en el sur más sur de este continente.
Siempre pensamos que sería imposible avanzar en dirección más austral pero, como descubriréis en la siguiente entrada, el viaje continúa hacia destinos inimaginables.
Voy leyendo de forma desordenada,pero es el puro afán de ver las fotos maravillosas de esos bellos parajes del punto más Austral del continente americano....una autentica maravilla!Si no voy nunca ya me doý por feliz....tus relatos no tienen desperdicio.,me siento bien cercana,gracias por tus relatos.....suerte viajeros....un abrazo.(Dina)
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