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miércoles, 26 de noviembre de 2014

El valle Zapoteco

Llegamos a Oaxaca y desde el principio nos inspiró confianza. Es una ciudad muy tranquila si te alejas del centro, pero al sumergirnos en su casco histórico encontramos una creciente ebullición de puestos callejeros donde podrías encontrar prácticamente cualquier cosa. Escondidos entre estos puestos ambulantes, se alzan varios edificios históricos (unos más bonitos que otros), numerosas galerías de arte y grandes mercados. El zócalo es la plaza principal donde se encuentra la catedral, difícil de visualizar debido a la inundación de tenderetes: ropa, discos, sabrosa comida... y una gran acampada en señal de protesta por los 43 desaparecidos en Guerrero.








Desde allí nos acercamos a la antigua ciudad zapoteca de Monte Albán. Es un conjunto monumental muy extenso que se encuentra muy bien restaurado. Destacan "los danzantes", figuras de guerreros cuidadosamente labradas en la piedra, muy bien conservadas. Al encontrarse en la cima del monte, las vistas del valle desde lo alto de las pirámides son espectaculares. Además, desde arriba puede contemplarse la vasta ciudad, haciéndote una idea de la grandeza del lugar y la cultura que se desarrolló en sus tiempos de esplendor. 




Uno de nuestro objetivos era visitar las cascadas Hierve el Agua. Para ello contratamos un tour que además incluía otros lugares, nos facitilitaba el acceso y no incrementaba demasiado el coste total. Aunque la guía no fue muy buena, mereció la pena y pasamos un día genial. Pudimos ver el árbol de Tule que es el más grande del mundo,  14m de diámetro y 58m de perímetro.



Entramos en la ciudad de Teotitlán del Valle, famosa por los tapetes hechos manualmente, pudimos ver una demostración y lo que más nos gustó fue la manera de teñir la lana con diferentes combinaciones de productos naturales.


 Las ruinas de Mitla se encuentran en la ciudad con el mismo nombre y su característica principal son las  tallas de sus grecas, las mejor conservadas y más ornamentadas de los zapotecas. El resto de las ruinas no merecen mucho la pena, sobre todo después de haber visto otras tan impresionantes.


 Por último llegamos a Hierve el Agua, unas cascadas "petrificadas" en las que el tímido flujo del agua a través del tiempo ha ido dibujando en la piedra caliza unas hermosas "cascadas" de roca, que te dejan perplejo tanto por su envergadura, colorido y el efecto de movimiento que se observa. El agua, que sigue manando lentamente del interior de la montaña, ha creado una piscina natural en la parte más superior cuyo borde es la pared de la montaña, ofreciendo una de las mejores vistas que se puedan tener mientras tomas un baño.







 Para finalizar el día entramos en una destilería de mezcal donde nos explicaron el proceso y aunque nos resultó interesante, la visita estaba más bien destinada a la venta de sus licores.

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