Tras pasar unos días estupendos, cambiamos rumbo al sur hasta llegar al pueblo de Tulum donde teníamos varias citas ineludibles: descubrir los cenotes con Álvaro, un amigo de España, visitar varias ruinas mayas, y reencontrarnos por fin con Carlos, casi un hermano que, para quien no lo sepa, vive en México desde hace unos años, y los grandes Alfredo y Fátima.
Aunque los dos habíamos estado en esta región de México, ninguno habíamos buceado aún en los cenotes y hacerlo ha sido una gran experiencia. Es algo único, muy diferente al resto de inmersiones que hemos hecho hasta ahora, con encanto especial y tintes mágicos: Flotar ingrávido en una cueva asombrosa decorada con cientos de estalactitas de formas caprichosas, incluso estalagmitas, en un agua azul cristalina, maravillándote al contemplar los rayos de luz desplegarse abriéndose paso a través de las formaciones, o descender por un túnel vertical, ligeramente opaco, y alcanzar una capa de sulfuro de hidrógeno que aparenta ser una nube compacta de la que se perciben jirones deslizándose sinuosamente entre árboles caídos, un paisaje dentro de otro paisaje que te transporta a otro planeta, a un mundo encantado, de misterio y algo tenebroso... realmente merece la pena.
También estuvimos en Muyil, una reserva de la biosfera con dos lagunas conectadas entre sí por un canal construido por los mayas, y posteriormente unidas al mar por otro canal natural de unos 13 km de longitud. Atravesamos las lagunas en lancha y después fuimos "flotando" por el canal una media hora, llevados por la corriente. Además visitamos varios templos mayas que nos gustaron mucho pese a que fuimos literalmente devorados por los mosquitos.
Dedicamos un día entero a las ruinas de Chichén Itzá. Tuvimos mucha suerte porque no hizo mucho calor, lo que nos ayudó a pasear tranquilamente por todo el complejo arqueológico sin derretirnos. Quedamos maravillados por la grandiosidad de las construcciones y su buenísimo estado de conservación (la mayor parte restauradas). No resulta muy difícil retrotraerse e imaginar su belleza hace unos 1000 años. Sin lugar a dudas los edificios más impactantes son la pirámide "El Castillo", el Observatorio y el gran juego de pelota.
Tuvimos la suerte de, durante el fin de semana, alojarnos en unas cabañitas a pie de playa, con unas vistas inmejorables, muy cómodas y económicas (sobre todo para esta región tan turística), muy recomendables a pesar de que la encargada no tenía nada claro qué tenía reservado y qué no. Y tuvimos más suerte aún de que Fátima, Carlos y Alfredo se alojaran en un complejo con una playita muy agradable donde pasamos un par de tardes, jeje.
Unos días fantásticos, con muchas actividades diferentes, en inmejorable compañía, con quien hemos disfrutado muchísimo, y hemos reído aún más; gracias Álvaro por descubrirnos los cenotes, y a vosotros tres, menos mal que aún seguimos juntos al menos una semana más. :)
PD: Si a algún seguidor del blog le apetece descubrir las profundidades, en Tulum o en España, recomendamos: https://es-es.facebook.com/liquidplanet.eu
Que bonito!! Y que bien os cuidan!
ResponderEliminarGran entrada!! Muy chulo todo.
ResponderEliminarPasadlo genial por allí, cuidaos mucho y aprovechad el tiempo con Carlos y Alfredo que a nosotros ya sólo nos queda un mes para verlos!!
Abrazos!
Josu
Viva México...que´paisajes....Un beso a los dós. Belén (Lanzarote Island)
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada! menudas fotos de los cenotes, de las playas (la de la luna de noche es una pasada), las ruinas de Chichén Itzá.... y esa cama del final me ha dado mucha envidia pero con la horda de mosquitos que os han picado se me han quitado las ganas, yo soy deluxe para los chupócteros jijijiji
ResponderEliminarbesines mis niños!